Estas palabras pertenecen a un opositor en Cuba que se pregunta ¿Cómo conformarme con tan indolente y apática actitud asumida? y buscó respuesta entre sus vecinos. Por supuesto que en las indagaciones no encontró sorpresa alguna ya que él solo no era el desmotivado a participar en unas elecciones amañadas
históricamente.
Las referencias sobre lo ocurrido en su comunidad muestran que la impotencia política, arraigada en la población, constituye el mayor impedimento del accionar ciudadano cubano y sus palabras así lo aseveran:
"En nuestro barrio muchos fueron a votar por no “marcarse” porqué no fueran ellos los botados, pero de sus empleos", --al parecer quiso decir de sus empleos-- puntualizando que "los que enriquecerían aun más la supuesta “Lista negra” existente o vallase a saber, pues el mayor y casi único empleador en nuestra comarca y país es el Gobierno, quien cuenta en cada barrio con fichadores y censuradores de la postura ideológica individual, algo que siguen llamando Comité de Defensa de la Revolución (CDR)".
La situación descrita va a cambiar, todo el mundo sabe que cambiará porque es algo superable en cualquier momento, pero depende de que cada persona vea en su accionar cívico el factor de cambio y renovación de la sociedad.
Si una parte de la nación cubana cree que todo lo que se haga no sirve de nada, los que están convencidos de que se puede lograr el cambio tienen que mostrarlo con hechos. Las cosas cambian cuando se está dispuesto a cambiarlas y se asumen los riesgos con entera responsabilidad.
El acto masivo de desobediencia civil en las urnas que ocurrió el 21 de octubre pasado y que volverá a ocurrir seguramente el domingo 4 de noviembre cuando se efectúe la segunda vuelta de los comicios municipales, aplazada por los destrozos del huracán Sandy, muestra que se pueden cambiar las cosas, que los cubanos están dispuestos a tomar las riendas de sus destinos.
El 24 de febrero del 2013 --conmemoración del 118 aniversario del alzamiento independentista conocido por el Grito de Baire-- se efectuarán las votaciones para "elegir" los diputados a las asambleas provinciales y al parlamento cubano. Participar en este proceso electoral no es un modo de legitimar al régimen, ni hacerle el juego, como he dicho en reiteradas ocasiones, sino el marco propicio para castigar al candidato castrista, computar el descontento ciudadano y plantear un cuestionamiento a fondo del sistema político.
El 24 de febrero podría ser otra fecha patriótica en la historia de Cuba si desde ahora se trabaja en el empoderamiento de las personas para que demuestren abiertamente sus deseos de cambios democráticos. Los obstáculos al mensaje político son muchos, pero hay que trabajar conscientemente en su superación si es que se quiere resultados en esta empresa ciudadana.
El proceso transicional cubano requiere de un empujoncito político y se le podría dar en ese momento coyuntural.
Nada, a por ellos, a #plebiscitarelcastrismo desde ahora hasta el 24 de febrero...
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