jueves, 3 de abril de 2014

Visión Obama de la transición cubana

Barack Obama y Jorge Mas Santos, chairman de la Fundación Nacional Cubano Americana
Las sinusoidales políticas de los gobiernos estadounidenses y europeos respecto a Cuba han sido, durante 55 años, una de las causantes principales de la pervivencia de la dictadura castrista, independientemente de que el régimen haya hecho alianzas con los peores sátrapas del planeta.    


Las conciliaciones y contradicciones entre norteamericanos y europeos respecto a cómo “pilotear” la transición hacia la democracia del actual régimen cubano llegó al clímax en 1996 cuando EE.UU. aprobó la Ley Helms-Burton 

A la referida ley, Europa reaccionó con la promulgación de la Posición Común, en nada beligerante al régimen, y durante dos décadas estuvo promoviendo y fomentando la complacencia y el apaciguamiento al castrismo.

Y es que el Viejo Continente supedita su política hacia Cuba a lo mucho que tiene que perder en caso de ocurrir una transición violenta y se circunscribe a apoyar y recomendar recetas reformistas.

Ahora mismo, está a punto de enterrar definitivamente la Posición Común y contraer un acuerdo comercial con Cuba. Teme quedar fuera del negocio del Puerto de Mariel, el que Cuba le ha puesto en bandeja con amplias ventajas económicas.    
   
Cuando en el 2003 el régimen castrista reprimió a 75 disidentes, en la llamada Primavera Negra de Cuba,   en la que estas personas eran encarceladas impunemente e iban a parar a inmundas celdas de castigo,  Europa solamente implementó medidas diplomáticas sin mayores consecuencias.

España, por poner un ejemplo, ha dicho que, en caso de una transición violenta, asumirá en consecuencias todos los costes.

Por cohonestar con la dictadura desembolsará millones de euros al tener que indemnizar a miles de cubanos y políticamente, respecto al área latinoamericana, perdería influencia entre sus congéneres europeos.  

No en vano el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), respaldado por otras formaciones políticas, a partir del 2007 intensificó la promoción mediática de figuras de la disidencia interna a fin de que en el futuro ocupen responsabilidades de gobierno y garanticen los intereses políticos y económicos españoles en Cuba.         

Desde 2010, los EE.UU. ha vuelto a la política trazada por el otrora mandatario Bill Clinton, nacida del pacto de inhabilitación reciproca de la Ley Helms-Burton y la Posición Común: EE.UU. se comprometió a prorrogar la puesta en práctica del Capítulo III de la mencionada ley a cambio de que Europa no traficara con las propiedades estadounidenses confiscadas por el régimen castrista y detuviese las inversiones en la isla. 

Aun cuando Barack Obama sigue las pautas de su predecesor demócrata va en pos de su propio proyecto respecto a cómo inducir y producir los cambios democráticos en Cuba.

Inicialmente eliminó las restricciones de envíos de dinero y viajes a la isla, luego añadió nuevos elementos al  programa de Pueblo a Pueblo y en las perspectivas inmediatas reformará la anfibológica política de sus antecesores.  

La política del intercambio cultural es la punta de lanza del proyecto obamista, que ha logrado lo que no lograron 50 años de propaganda anticastristas: poner a la defensiva al régimen castrista y disminuir los niveles de intolerancia entre los cubanos de la diáspora.     

Ciertamente, en el bastión del exilio cubano, sin peores consecuencias, cualquiera puede opinar y tener una opinión discrepante de los poderosos poderes.    

Ni el intercambio cultural ni el embargo están a debates, sino una realidad subyacente: la integración Americana Cubana, Yuma-Cuba o Cuba-Yuma, como se conoce este plan entre los intelectuales-empresarios cubanoamericanos de donde partió la idea inicial.

Evidentemente, la doctrina del Destino Manifiesto estaría influyendo en el plan obamista ya que la democracia en el hemisferio ha retrocedido considerablemente.

Recuérdese que el presidente Woodrow Wilson redefinió el Destino Manifiesto con una perspectiva mundial.

Según Wilson «El mundo debe hacerse seguro para la democracia».

Al término de la primera guerra mundial, en 1920, en su mensaje al Congreso, declaró:

    ... Yo pienso que todos nosotros comprendemos que ha llegado el día en que la Democracia está sufriendo su última prueba. El Viejo Mundo simplemente está sufriendo ahora un rechazo obsceno del principio de democracia (...). Éste es un tiempo en el que la Democracia debe demostrar su pureza y su poder espiritual para prevalecer. Es ciertamente el destino manifiesto de los Estados Unidos, realizar el esfuerzo por hacer que este espíritu prevalezca.   

La hechura cívica de la Yuma Cuba viene del exitoso empresariado cubanoamericano que tiene la visión de recuperar a Cuba a través de los EE.UU.

La matriz de esta idea está en que cada empresario podría “ser un norteamericano en función de los cubanos y un cubanoamericano para los norteamericanos”.

El plan de Obama estaría haciéndose en dos fases: una primera etapa de intercambio socio-cultural y posteriormente, en la era postcastrista, abordar la unificación económica y política.

La lógica indica que Obama, en las perspectivas inmediatas, podría estar decidiendo cuál será su relación futura con Cuba, dado los competitivos megas proyectos económicos que acomete la isla conjuntamente con Brasil y la recién aprobada Ley de Inversión Extranjera, que permite que los cubanos residentes en el exterior inviertan en la isla, y enfrentar, de una vez y por todas, la barrera casi infranqueable de la codificación de las leyes del embargo, de la que se enorgullece su autor el excongresista Lincoln Diaz-Balart, consistente en el “blindaje político” a los decretos presidenciales sobre las prohibiciones al comercio, el financiamiento y el turismo masivo de Estados Unidos con Cuba al estar condicionados a “la liberación de todos los presos políticos, sin excepciones;  la legalización de todos los partidos políticos, sin excepciones, de la prensa independiente y de los sindicatos obreros libres; y la convocatoria de elecciones libres con supervisión internacional”.

A mediano plazo podría estar manejando la idea de designar un encargado plenipotenciario para la transición cubana a fin de implementar la hoja de ruta prevista.

En el Plan de Obama no parece estar la eliminación completa del embargo si no establecer una política realista de cómo inducir el proceso transformador a partir de un acercamiento más estrecho con la isla a fin de potenciar los factores reales del cambio democrático.

A solicitud de Obama, legisladores demócratas pudieran proponer en el Congreso la realización de un referendo puntual sobre la política hacia Cuba. La iniciativa legislativa estaría avalada por la reciente encuesta de Atlantic Council en la que la mayoría de los norteamericanos apoyan un cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba.  

Atlantic Council fue fundado en 1961 con el propósito de estimular el diálogo y la discusión sobre asuntos críticos de la situación internacional y promover el consenso para las respuestas apropiadas del Gobierno y el Congreso estadounidense.

El antiguo presidente de esta organización Chuck Hagel es el  actual secretario de Defensa  y el general James L. Jones, antaño jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pasó de director ejecutivo de la agrupación a consejero de Seguridad Nacional.
El presidente de Atlantic Council, Jon Huntsman, ex gobernador del estado de Utah, fue nombrado por Obama embajador en China en 2011, cargo que abandonó para aspirar sin éxito a la nominación de la candidatura republicana a la presidencia en 2012.

Independientemente, de la posibilidad de un trasfondo en la referida encuesta lo cierto es que se puede percibir cambios cualitativos en el debate sobre la política norteamericana hacia Cuba.

En la isla la idolatría colectiva por todo lo norteamericano indudablemente constituye un soporte imaginativo al plan de Obama.

El odio visceral al “imperialismo yanqui” diseminado por la propaganda castrista devino en una yanquimania desmedida que el régimen ni nadie puede evitar ni controlar de ninguna manera.

¿Qué estaría haciendo el régimen para evitar la consecución del nuevo “plan injerencista” de EE.UU.?

En mi artículo-declaratorio «Manifiesto de Güaracabaya» digo: “Raúl Castro tiene claro la posibilidad de éxito de este plan obamista e insiste en hablar con la Administración estadounidense antes de dejar este mundo. No con el fin de aliarse a los americanos, él sabe perfectamente que los americanos jamás aceptaran pactar con ningún Castro ni ninguno de sus sucesores pero trabaja arduamente a fin de refundir el proyecto socialistoide de su hermano mayor acercándose a su enemigo jurado”.


CONCEPTOS:

En ciencias sociales:

Transición política, entendida normalmente como transición a la democracia.

Ejemplos:

Transición española.
La Transición Española es el período histórico durante el cual se llevó a cabo el proceso por el que España dejó atrás el régimen dictatorial del general Francisco Franco y pasó a regirse por una constitución que consagraba un Estado social y democrático de Derecho.

Transición chilena a la democracia.
Transición portuguesa a la democracia.

Régimen político, en ciencia política, es el nombre que se da al conjunto de instituciones políticas por medio de las cuales un Estado organiza la manera de ejercer el poder sobre la sociedad. Cabe señalar que esta definición también es válida para los gobiernos considerados ilegítimos

Tales instituciones tienen como objetivo regular la lucha por el poder político y su ejercicio, lo que incluye la relación entre aquellos que ostentan la autoridad y el resto de la sociedad.

El régimen político adoptado por un Estado no debe ser confundido con su forma de Estado (Estado unitario o federal) o con su sistema de gobierno (presidencialismo o parlamentarismo, entre otros).

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