domingo, 16 de septiembre de 2012
Escribir la letra D versus Votantes en blanco
La nota "Una acción afirmativa por la democratización" tiene más dudas que certezas al presentar falta de rigor sociológico y plantear un complot en las urnas sabiéndose la profunda sensación de impotencia política en la sociedad cubana.
Cuando el autor del escrito, el exdiplomático cubano Pedro Campos, dice que escribir la letra D en la boleta electoral simbolizaría democratizar el proceso electoral cubano, la democracia y los derechos humanos confunde los deseos con el mecanismo de cambio. Es como digo yo en lo referente a la boleta en blanco, que sería lo ideal si ayudase a vaciar el escaño electoral que ocupa el representante castrista, una cuestión prácticamente imposible por ahora porque la boleta en blanco no consta ni siquiera como voto.
El planteamiento de Campos sobre las tres demandas constitutivas en su plan votacionario está lejos de la realidad. Nadie cree que escribir la letra D suponga un reclamo legítimo y que solo le traerá problemas si es detectado por la policía de pensamiento del régimen.
La demanda ciudadana titulada "Por Otra Cuba", que está siendo reprimida desde el momento de su anuncio, plantea claramente la necesidad imperiosa de que el gobierno ratifique los Pactos Internacionales de Derechos Humanos . Personalmente plantee el tema ante en la sesión plenaria del Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en junio de 2009.
La elección del Presidente y el Vicepresidente de la República por el voto directo y secreto de todos los ciudadanos, que plantea el Sr. Campos, no significa nada porque bajo los preceptos de la Constitución actual, blindada políticamente, no sería un cambio trascendental y sólo le daría al gobernante de turno, en este caso Raúl Castro, la posibilidad de consolidarse en el poder.
El reconocido partidario del llamado Socialismo Participativo y Democrático, una especie de Socialismo del Siglo XXI, echa en el mismo saco al candidato castrista y a la opción alternativa del ciudadano responsable comprometido con su tiempo, como es el caso del destacado disidente Julio Antonio Aleaga Pesant, que se ha postulado para Delegado de Circunscripción.
Para llegar a la democracia en Cuba --dice Aleaga Pesant – hay muchas vías y una de ellas es participar en las elecciones que organiza y controla el gobierno.
Él considera que utilizando esos mecanismos “contribuimos a romper el muro de la intolerancia del partido único de los comunistas”.
“Cuando los obligamos a contender con ideas distintas a las suyas propiciamos un cambio de mentalidad”, apunta Aleaga Pesant.
La postura de Votantes en blanco, que se plantea en la campaña Plebiscitar el castrismo, es para castigar políticamente a quienes no representan al pueblo y de esa forma quebrar uno de los pilares sobre el que se sostiene la dictadura.
El concepto de Votantes en Blanco se refiere a que el ciudadano cubano asuma una actitud digna y anule la boleta electoral el día de las votaciones y posteriormente participe en el escrutinio de los votos para evitar el fraude electoral.
¿Será posible materializar esta acción ciudadana? ¿Llamarán la atención los votantes en blanco? ¿Qué hará el régimen ante esta movilización de masas de ciudadanos?
El color blanco es una reserva simbólica de la nación recogido en el escudo y bandera cubana. Los prisioneros de conciencia visten de blanco en la cárcel y en la actualidad lo vemos en las Damas de Blanco, que han establecido este color como símbolo de los que quieren cambios y se oponen abiertamente al régimen castrista.
La acción afirmativa por la democratización está muy lejos de ser un proyecto democratizador, máxime cuando no está dirigida contra nadie ni se plantea boicotear las elecciones ni es desobediencia civil ni es nada de lo que no se haya hecho hasta ahora y se basa en las palabras de Raúl Castro sobre “una mayor democracia para el partido y la sociedad”.
Para colmo, el Sr. Pedro Campos recientemente dijo a Radio Martí que no tiene interés en hablar con esa emisora y lanzó una diatriba parecida a la de los voceros de la dictadura.
(...) “Yo no puedo hablar con instituciones del gobierno norteamericano mientras el gobierno norteamericano esté bloqueando mi país, (...) yo no puedo responder preguntas de Radio Martí".
La iniciativa conspirativa de Campos está dirigida a una parte de la problemática cubana actual, concretado en el aspecto electoral, y no se plantea como un accionar estratégico de la Oposición y la ciudadanía para potenciar la transición democrática del régimen castrista.
En cambio, la campaña Plebiscitar el castrismo plantea una desobediencia civil en las urnas, una movilización ciudadana para estremecer los cimientos del régimen y establecer un cuestionamiento a fondo del sistema político actual. Los cubanos no se circunscriben ni se conforman en arrebatarle al régimen una parcela de su dominio, sino en lograr cambios democráticos profundos y convertirse en ciudadanos libres y responsables.
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