El Esténtor ruso y Cuba

Alexander Solzhenitsin

Conocí a Alexander Solzhenitsin cuando corría los años ochenta. Su Archipiélago Gulag lo encontré entre folletos y recortes de periódicos, literatura Samizdat,  en el antiguo consulado soviético en Santiago de Cuba, al que iba con regularidad en busca de informaciones sobre la glasnost y la perestroika de Mijaíl Gorbachov.

Entonces, no podía siquiera imaginar que un día conocería el piélago castrista y viviría terribles momentos como vivieron los "soviéticos" en época del régimen estalinista.

En la Cuba de aquel tiempo, especialmente en la capital indómita, había un movimiento disidente creciente. Destaca la existencia de 5 representantes del Comité Cubano pro Derechos Humanos, un exiguo grupo del Movimiento 30 de Noviembre Frank País y la entidad pro amnistía Madres Seguidoras de Mariana, semilla de las actuales Damas de Blanco.


El Adelantado Proyecto de Ricardo Bofill y los hermanos Gustavo y Sebastián Arcos Bergnes proclamaba representante a todo el que quería colaborar. La estrategia de los padres del civilismo contemporáneo cubano fue muy criticada en ese momento, pero el tiempo les ha dado la razón a tal punto que en la actualidad puede seguir siendo un método efectivo para esparcir el movimiento opositor en la Isla.  

En todos estos años de castrismo ha habido muchos Solzhenitsin en Cuba. A mi memoria vienen nombres como los de Heberto Padilla, Ángel Cuadra e Ismael Sambra entre tantos otros, que ha sufrido en carne propia las vejaciones y humillaciones de carceleros formados en la Siberia soviética.

Como Solzhenitsin fueron condenados por reaccionarios, agentes de la CIA, enemigos de la clase obrera y del pueblo, todo resultado de una  propaganda muy bien manejada que esconde las realidades de un país destruido por un grupito de individuos ególatras que le importa un comino los destino de la nación cubana.

Hace casi cuatro años, que el Esténtor ruso ya no está en este mundo, pero sus obras 'Un Día en la Vida de Iván Denisovich' y 'El primer círculo' han quedado para siempre en la memoria de la humanidad; como ha  quedado también la inspiración y el espíritu de lucha para desaparecer definitivamente el Gulag cubano.