Hace una semana me vi en la disyuntiva de pagar la renta del cuarto donde vivo o ir a la calle como un vagabundo. Hábrase visto lo que me ha tocado vivir en este maravilloso país donde vine lleno de esperanzas.
Mientras yo estoy pasando "Las Mil y una Noche" hay individuos viviendo la "dolce vita", "señores"que en Cuba no le tiraron ni un hollejo a un chino ni nunca estuvieron presos; ni jamás fueron arrestados ni detenidos.
Esta gente tiene empleos bien remunerados y hay algunos que tienen subvenciones (grants) provenientes de proyectos que no cambian ni cambiaran la realidad cubana actual.
Las llamadas "cogiocas" y los "cogiocanos"pululan por todas partes. Hay inverosímiles proyectos de diversas organizaciones, incluidas entidades no cubanas cuyas políticas están desconectadas de la gente.
Mi proyecto "Plebiscito Nacional Cubano" lo presenté a la National Endowment for Democracy (NED) durante siete años consecutivos y nunca recibí subvencion alguna.
El pasado año decidí no presentarlo más cuanto no quiero aparecer como un mercenario al servicio de una potencia extranjera ni hacerle el juego a las fuerzas reaccionarias.
Hoy en dia hay que tomar distancia de los planteamientos anexionistas y neoplattista, muy en boga con la llegada al poder de la Administración republicana.
El gobierno de Donald John Trump podría enrarecer el panorama nacional y alargar en el tiempo la transición democrática.
La NED me dijo muchas veces que mi proyecto no clasificaba porque tiene pocos recursos y mi presupuesto organizacional al parecer es muy alto.
Lamentablemente, nunca he contado con el apoyo político del cuerpo de legisladores cubano--americanos del Congreso estadounidense, que de conocer esta iniciativa estoy seguro me apoyarian plenamente.
Mi empeño es llevar a Cuba a un estado de Derecho y la democracia, cuestión super difícil en las condiciones actuales.
Mi proyecto lo componen la consulta legislativa "Cuba Cambia", basado en la aplicación de la libertad constituyente, el "Programa de Empoderamiento Ciudadano para Cuba", la iniciativa comunicacional "Estrategia Comunicativa para el Cambio Democrático" y el proyecto fomental "Cuba Ahora" entre otros, encaminados a la transición democrática del régimen castrista.
Mas, sin embargo, todo esto es un sueño, como el de "Una Noche de Verano" pues me encuentro en una situación económica muy difícil. Ahora mismo debo pagar el servicio telefónico y no tengo un centavo. ¿Qué hago para resolver este problema? ¿Quién estaria dipuesto a pagar mi factura telefónica?
No le pido dinero a nadie. Dejaría de ser quien soy el dia que coja dinero por cuestiones fuera de la política. Solamente pido, que el que pueda pagarme el servicio telefónico lo haga y ya.
José Gabriel Ramón Castillo
Profesor y periodista cubano
Ex prisionero de conciencia cubano de la Primavera Negra de Cuba
Teléfono: 786274279
Compañia telefónica: Metro PCS
domingo, 18 de junio de 2017
miércoles, 21 de octubre de 2015
Cuba: “la transición posible – imposible”
Por: Licenciado José Gabriel Ramón Castillo
Una transición democrática teóricamente posible es un contrasentido cuando los sujetos actuantes estigmatizan las premisas y los presupuestos del cambio político.
Eso es lo que quizás pase con la denominada transición cubana que, a fuerza de repetirse machaconamente como hecho inevitable, hace tiempo está empantanada en una espiral de contradicciones.
La transición cubana posible es al mismo tiempo la transición cubana imposible.
La incapacidad del régimen, la oposición y el exilio de superar las diferencias ponen al desnudo las perspectivas de la transición condenándola a una suerte de ruleta rusa en la que el gatillo se auto dispara constantemente en uno u otros lados.
El régimen castrista se podrá jactar de decir que en Cuba no se cuestiona la “Revolución”, ni ésta está a punto de desaparecer, pero lo que no logrará nunca de ningún modo es escamotear las supremas aspiraciones democráticas de la nación con su santuario en la isla y el resto de los cubanos dispersos por los cuatro puntos cardinales del planeta.
La constitución castrista plantea que el socialismo y el sistema político y social revolucionario son irrevocables y “Cuba no volverá jamás al capitalismo”.
Bajo este precepto legislativo, el régimen ha desestimado numerosas postulaciones ciudadanas. Ejemplo, “Proyecto Varela” y “Proyecto Heredia”; la petición económica “Con la Misma Moneda”, las solicitudes del derecho de propiedad sobre los bienes y decenas de planteamientos de indultos y amnistías a los prisioneros políticos y de conciencia cubanos.
Las peticiones ciudadanas “El Camino del Pueblo”, “Proyecto Emilia”, “Consenso Constitucional Cubano” y “Cuba Decide” batallan contra este blindaje constitucional, que no hace otra cosa que impedir el progreso del país.
Cuba no es un estado normal donde las leyes pueden cambiar por la voluntad popular. El reformismo constitucional no aplica habitualmente como en otras sociedades.
El socialismo cubano se erige sobre la base de formales instituciones democráticas y estableció un pseudo marco institucional, un pseudo estado de Derecho y una pseudo república. No tiene nada de reformable ni de perfectible ni de consensuable con otros modelos políticos anteriores a 1959.
Definitivamente, no tiene sentido alguno esperar cambios democráticos del régimen si antes no ratifica los Pactos y Protocolos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y Económicos, Sociales y Culturales.
Tampoco vale la pena estar a las expectativas de grandes logros democráticos provenientes del eje oposición – exilio, que vinculan los acontecimientos futuros a ilusorios levantamientos armados y populares.
Plantear cuestiones que no resuelvan definitivamente la problemática nacional actual, aun cuando pretendan socavar la frágil legitimidad del régimen conduce a la pertinacia de la llamada “dictadura del proletariado en el poder”.
El Partido Comunista de Cuba lejos de ser un ente político transversal a la sociedad, a fin de satisfacer las aspiraciones de la nación, se manifiesta como un órgano longitudinal excluyente y exclusivista con una sola misión: promulgar permanentemente el legado castrista de la perpetuidad del socialismo cubano en el poder.
Definitivamente, me atrevo a pronosticar que muertos Fidel, Raúl y el resto de la élite gobernante no habrá cambios políticos trascendentales en Cuba. Nadie dentro de la estructura estatal – partidista podrá cambiar el sistema socialista cubano. El régimen procederá – si acaso – a reacomodar los segmentos políticos y sociales oposicionistas para dar la impresión de que en Cuba ha habido algún cambio.
El postulado de oposición leal cobraría mayor fuerza que ahora y los nuevos partidos políticos (para constituirse y legalizarse) tendrían que proclamar su apego a la doctrina nacionalista revolucionaria de defender la soberanía del país por encima de su papel político en la sociedad.
En materia transicional las transformaciones democráticas en Cuba estarían produciéndose según uno de los modelos descrito por el extinto politólogo estadounidense Samuel Phillips Huntington.
En el libro “La Tercera Ola, las democratizaciones de los regímenes antidemocráticos a finales del siglo XX”, Huntington construye, tomando como variable de base la correlación de fuerzas establecidas en un determinado momento entre el gobierno y la oposición, tres modelos básicos de transición pacífica a la democracia: Transformaciones (Transformation), Reemplazos (Replacement) y Traspasos (Transplacement)
Las transformaciones ocurren cuando las élites en el poder apuestan por la democratización en función de garantizar el control del proceso y el mantenimiento de importantes cuotas de poder.
En este caso, los modelos de transición más conocidos son los de la antigua Unión Soviética y los países socialistas de Europa del Este, donde los partidos comunistas, a través de la perestroika y la glasnot, iniciaron y terminaron las transformaciones democráticas.
Los reemplazos, en cambio, poseen una lógica inversa y suponen la existencia de una oposición fuerte que tiene la capacidad para imponer el cambio político de acuerdo a sus condiciones sometiendo por tanto a las fuerzas y sectores vinculados al gobierno.
En los reemplazos las fuerza opositoras inician y terminan la transición. Ejemplo, la transición de Los Claveles, en Portugal y la transición rumana en la que la oposición y las instituciones armadas derrocaron el régimen comunista de Nicolae Ceausescu.
Finalmente, los traspasos, en el se articulan los cambios a partir de una situación intermedia en donde existe un equilibrio de fuerzas entre el gobierno y la oposición pero que no está claramente definido.
En este tipo de transición ocurrió que ninguno de los oponentes estuvo seguro de imponerse a su adversario y – al predominar los sujetos moderados en ambos bandos—prefirieron pactar las condiciones, ritmos y profundidad del proceso de cambio.
Los cambios democráticos los iniciaron los regímenes no democráticos y los terminaron las fuerzas opositoras. Ejemplos, la transición española pos franquista y la transición chilena producida a partir del Plebiscito Nacional, en el que se cuestionó la continuidad del régimen militar de Augusto Pinochet.
TRANSICIÓN POTENCIAL
La transición potencial, como llamo yo, al proceso que estaría dándose en Cuba en las perspectivas inmediatas sería un hecho incontrastable si tomasen lugar las circunstancias políticas y sociales del cambio democrático.
El desmantelamiento de un régimen antidemocrático, como el castrista, no es una cuestión de tiempo, sino de una consciente labor cívica en pos de habilitar espacios emergentes de participación ciudadana, que conlleven a empoderar a las personas dotándolas de las herramientas e instrumentos necesarios para producir las transformaciones democráticas.
¿Cómo producir cambios democráticos en Cuba sin traumas ni sacrificios innecesarios?
La construcción histórica del Estado social, democrático y de Derecho exige una cultura política, que en los tiempos actuales, pudiéramos llamar “cultura del cambio” o “mentalidad del cambio”, que se va haciendo en el fragor de la lucha cívica no – violenta y culmina cuando se ha establecido definitivamente el nuevo régimen.
La mentalidad del cambio es la convicción ciudadana de cambiar las circunstancias políticas, participar conscientemente en el proceso transformador y posteriormente defender el proyecto provisional hasta establecer definitivamente el sistema democrático.
Desde la “esfera pública” – (Talón de Aquiles de la sociedad cubana) – parten los objetivos de la vida en común, los intereses públicos y la misma sobrevivencia de las personas.
“El lugar de la Identidad”, como lo calificara el etnólogo francés Marc Augé es la condición no sólo para la existencia de una vida superior y civilizada, sino también para la existencia de la vida humana en sí. El poder público es vital en las sociedades modernas y si no existe prácticamente es imposible su renovación.
El ciudadano empoderado está llamado a transformar la sociedad cuanto la lucha armada ni ningún otro método violento son parteros de la historia.
Plebiscito, como bien recoge el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es una consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales, etc., aunque previamente indica que la diferencia entre este vocablo y la voz referendo no está nada clara, “ya que la tendencia a usarlas indistintamente es cada vez mayor”.
Las enciclopedias y los manuales de derecho establecen que para el uso de referendo puede aplicarse en dos casos diferentes: referendo sobre la forma de gobierno y referendo sobre la constitución y sobre la reforma constitucional.
En Suiza se da otro uso del referendo: referéndum legislativo, en el que se somete la ley promulgada por el Parlamento a una votación popular.
Plebiscito, en el lenguaje corriente se usa para una variedad de actos de participación de la población en el proceso del poder y, algunas veces, hasta como sinónimo de elecciones.
Entre paréntesis y corchetes: un serio peligro para la construcción democrática cubana cuanto en esta variante electoral los ciudadanos deben ratificar el candidato único presentado por las autoridades en lugar de escoger a los representantes entre varias opciones, hecho que pudiera ocurrir en el 2018 cuando Raúl Castro deje el poder como lo ha prometido.
La Academia asegura que lo que hace distintos al referendo y al plebiscito es lo que se somete al voto popular, “algo tan sutil que ha producido que dicha diferencia se haya difuminado considerablemente y que ambos términos se utilicen indistintamente”.
El jurista francés Maurice Duverger, en su libro Instituciones políticas y derecho constitucional, establece una diferencia singular entre los dos términos: referendo es uno de los procedimientos utilizados en la democracia semidirecta por el que “los ciudadanos pueden intervenir acerca de una decisión tomada o preparada por sus representantes. Los representantes (Parlamento o Gobierno) preparan un texto sobre el que son llamados a pronunciarse todos los ciudadanos por sufragio universal. Si lo aceptan, el texto se convierte en ley; si lo rechazan, el texto no se aplica.”
La problemática cubana se resume concretamente en la falta de legitimidad y soberanía ciudadana a causa de la existencia de un régimen ilegitimo y antidemocrático en el poder.
En Cuba, en todos los casos, lo más apropiado sería que los cubanos trabajarán en la consecución de las transformaciones democráticas a partir del cuestionamiento del sistema político sometiendo la constitución al escrutinio popular de los votos.
La idea del Plebiscito Nacional Cubano la plantee a fin de poner en acción todos los poderes de la nación y transformar radicalmente la sociedad cubana, secuestrada por un grupito de octogenarios dirigentes castrista renuente a los cambios democráticos. Téngase en cuenta de que en Cuba las reformas están bien marcadas por el régimen y no desembocarán nunca en una transición política desde el poder.
El Plebiscito Nacional Cubano es un mecanismo constituyentista a través del sufragio universal. Plantea dejar sin efecto el legajo constitucional castrista y en su lugar establecer una Carta Magna, fundamentada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las normas internacionales mundialmente reconocidas, en la que estén expresados los principios de libertad, derecho, igualdad y justicia social, elaborada por una asamblea constituyente constituida por todos los factores sociales y humanos de la nación cubana.
Los poderes públicos del Estado cubano, como parte del marco jurídico establecido, están obligados a reconocer y acatar el mandato popular y el referido ejercicio de democracia directa terminará subvirtiendo la restringida legislación socialista cubana.
El cambio en Cuba no está en la consignación del número de masa crítica (la oposición cívica carece de capacidad de convocatoria y no arrastra a las calles a las grandes mayorías), sino en la geopolítica de los valores universales y el protagonismo cívico y responsable de las personas.
Cuba no es la Polonia del general del Pacto de Varsovia Wojciech Jaruzelski, que se comprometió a respetar los derechos humanos cuando suscribió el Acta de Helsinki.
El general sucesor Raúl Castro, como su antecesor hermano mayor Fidel Castro, descualifica los derechos inalienables de la persona humana y le importa un bledo las demandas condenatorias a su despótico y antidemocrático régimen militar.
La necesariada reforma constitucional cubana hunde sus raíces en las constituciones de 1901 y 1940 y estaría dándose en el referido proceso asambleario constituyentista instituido en el Plebiscito Nacional Cubano.
Las asambleas constituyentes ejecutan de forma directa el método democrático mediante el ejercicio público y abierto de las libertades ciudadanas.
El Plebiscito Nacional Cubano no es un proyecto de reciente factura, como creen muchas personas por su bajo perfil publicitario, lo lanceé hace cinco años en el marco del Seminario “Cuba: Víspera de Libertad”, coauspiciado por la Fundación Hispano Cubana y el gobierno de la Comunidad Valenciana en la ciudad española de Valencia.
Los pasos previos de la transición cubana están dándose ahora mismo en el restablecimiento y normalización de las relaciones diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y Cuba.
Los Estados Unidos entendieron, por fin, que el diferendo histórico con la isla no podían seguir siendo el pretexto ideológico del inmovilismo castrista y afortunadamente están pasando de “culpable de todos los males” a prominente interlocutor en el conflicto no – violento cubano.
Tal y como veo la transición cubana estaría originándose cuando dejen de ser parte de la fraseología gubernamental y opositora los circunloquios sectarios y excluyentes, los discursos dinamitantes y los ataques verbales estériles.
El “derrocamiento” violento de la “dictadura castrista” no es la fórmula del cambio que espera y busca la nación cubana, un cambio que tampoco está cifrado en la hipérbola de las reformas raulistas ni en un ilusorio compromiso de Estado entre régimen y oposición.
Las claves de la transición cubana están en cuestiones muy complejas, pero no habrá transición mientras el régimen y la oposición (agréguese también al exilio) no se reconozcan recíprocamente y acepten la realidad de la convivencia civilizada trabajando conjuntamente en un proyecto de país beneficioso para todos los cubanos.
Definitivamente, la transición democrática cubana estaría produciéndose en el vertebramiento de los ciudadanos empoderados sobre el Plebiscito Nacional Cubano, que ha puesto dirección y rumbo al cambio político en el país.
jueves, 13 de agosto de 2015
EMPOWER reta a "Cuba Decide"
En el programa radial "Ninoska en Mambí" de este miércoles 12 de agosto, la conductora del espacio, la prestigiosa exiliada Ninoska Lucrecia Pérez Castellón, leyó un artículo del señor Orlando Luis Pardo Lazo, en el que éste, al parecer cumpliendo una "directiva", llama de todo un poco al ilustre columnista de El Nuevo Herald Alejandro Armengol por su columna Disidencia y dólares.
En el insultante mamotreto el Sr. Pardo Lazo, escondiéndose detrás de una subjetiva comparación entre la figura de Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl Castro,y Alejandro Armengol, arremete contra el conocido periodista cubanoamericano a fin de dañar a personas que apoyan las relaciones entre EE.UU y Cuba y trazan nuevas líneas maestras en el nuevo derrotero de la lucha contra el castrismo.
El escueto historial disidente del convertido de pronto en un acérrimo opositor al régimen castrista fue prefabricado en La Habana, si no cómo explicar su vertiginosa y fructífera carrera de exiliado casi recién llegado a Miami. O es qué el Sr. Pardo Lazo saca valor de una parte poco explorada del cuerpo humano?
Este nuevo "Don Quijote" era hasta ayer el escudero de Yoani Sánchez y su posición política transitaba entre la ambigüedad y el desdén, un hecho palpable en la mayoría de los disidentes-opositores en la isla, que no tienen “nada en la bola”, pero que cuando llegan al exilio se convierten en más radicales que los integrantes del exilio histórico cubano.
Debo aclarar que no tengo ningún tipo de vínculo ni amistad con el Sr. Armengol, el que a mi racional entender está lo suficientemente capacitado para "cargarse" al Sr. Pardo Lazo, devenido también en un perspicaz chicharronero de los extremistas del exilio y un profesional embaucador, que busca a toda costa obtener una subvención, léase "cogioca", de la USAID o la NED, para supuestamente promover un plebiscito eleccionario en Cuba.
Sépase que el proyecto plebiscitario que promueve el Sr. Pardo Lazo está condenado al fracaso, no sólo porque camina por un sendero trillado, sino porque dentro del marco constitucional cubano actual ninguna iniciativa de este tipo tiene lugar.
La Plataforma EMPOWER reta al Sr. Pardo Lazo y a Rosa María Payá (hija del extinto Oswaldo Payá, que de pronto pasó de doliente a opositora) a debatir públicamente sobre este asunto y poner arriba de la mesa nuestros planes plebiscitarios, en este caso "Cuba Decide" y "Plebiscito Nacional Cubano".
Acabemos con la mediocridad y el oportunismo político y trabajemos y luchemos por una Cuba mejor.
Licenciado José Gabriel Ramón Castillo
Chairman
EMPOWER
Plataforma Ciudadana por el Plebiscito Nacional Cubano
sábado, 13 de junio de 2015
Entrevista al cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana
Por: Angels Barcelo, Cadena Ser, programa Hora 25
Entrevista al embajador de la UE en La Habana y a José Luis Rodríguez Zapatero
Con Herman Portocarero y con el ex presidente del Gobierno analizamos el momento que vive la isla y las claves del cambio en las relaciones entre Cuba y EEUU.
jueves, 4 de junio de 2015
EMPOWER HABLA A CUBA
En Cuba no habrán cambios, no habrá libertad, no habrá democracia y el régimen llevará a vías de hechos sus previstas enmiendas a la Constitución, (y hasta nos podría legar una “Carta Magna” refrendada) acompañada de una nueva ley electoral y una legislación de asociación acorde a sus intereses, mientras no se haga lo que hay hacer en estos momentos.
Las cosas continuaran iguales puesto que no se puede pretender cambiar un régimen despótico, dictatorial y tiránico haciendo las mismas cosas de siempre o lo que es peor pedirles transformaciones democráticas a quienes ostentan el poder hace poco más de cinco décadas y no tienen voluntad de cambio alguno.
Las cosas continuaran iguales puesto que no se puede pretender cambiar un régimen despótico, dictatorial y tiránico haciendo las mismas cosas de siempre o lo que es peor pedirles transformaciones democráticas a quienes ostentan el poder hace poco más de cinco décadas y no tienen voluntad de cambio alguno.
viernes, 16 de enero de 2015
FORO TOLERANCIA
EL propósito fundamental del «Foro Tolerancia» es contribuir a la transición cubana a través de la consecución del Plebiscito Nacional Cubano.
lunes, 5 de enero de 2015
Desobediencia civil en las urnas, una manera de plebiscitar el castrismo
Las votaciones de 1997-1998, antes de la visita a la isla del papa Juan Pablo II estuvieron permeadas por el afán totalitario del régimen castrista de obtener un éxito rotundo.
El entonces gobernante Fidel Castro presentó a Su Santidad un pueblo supuestamente conforme con el sistema político siendo desmentido públicamente en la Plaza Antonio Maceo por el obispo Pedro Meurice cuando se refirió a la despersonalización que había sufrido el cubano al confundir la patria con un partido, la nación con el proceso histórico vivido en las últimas décadas y la cultura con una ideología.
El entonces gobernante Fidel Castro presentó a Su Santidad un pueblo supuestamente conforme con el sistema político siendo desmentido públicamente en la Plaza Antonio Maceo por el obispo Pedro Meurice cuando se refirió a la despersonalización que había sufrido el cubano al confundir la patria con un partido, la nación con el proceso histórico vivido en las últimas décadas y la cultura con una ideología.
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