Por Peter Wallsten, Manuel Roig- Franzia y Tom Hamburguesa
Alfonso Fanjul huyó de Cuba cuando era joven, dejando atrás las mansiones de su familia y los vastos campos de caña de azúcar que estaban siendo arrebatados por el régimen castro-comunista.
En el exilio, en los Estados Unidos, construyó un imperio azucarero aún mayor, amasando una de las grandes fortunas de Norteamérica y hacerse amigo de los miembros del Congreso y de varios presidentes que se beneficiaron de su generosidad.
Ahora bien, contrariamente a lo que casi nadie podría haber imaginado, a sus 76 años de edad, Fanjul ha comenzado a reevaluar viejos agravios y tentativamente ve a Cuba como un lugar para él y otros hombres de negocios estadounidenses para expandir sus empresas. En silencio, sin estridencias, Fanjul ha comenzado a visitar la isla de su nacimiento y a tener conversaciones con altos funcionarios cubanos.